miércoles, 29 de diciembre de 2010

Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo.

Pongámonos a hablar de las canas que le van surgiendo a nuestro corazón, los recuerdos, buenos y malos, porque "en esta vida tiene que haber de todo" (gran frase de mi madre que recuerdo y recordaré toda mi vida, gran recuerdo ese por cierto). ¿Por cuál empezamos? Buah, lo sé. Por los malos, no sé por qué, pero siempre me gusta saber lo malo y luego que venga todo lo bueno. Bueno dejémonos de tonterías. Recuerdos malos, negativos, o como quieras llamarlos, son esos recordatorios que te vienen a la cabeza cuando menos quieres que aparezcan, que parece que solo vienen a joder, en el momento menos oportuno. Pero una cosa digo, me paré a pensar una vez, pocas en mi vida, pero pensé, y me dije, por algo ocurren estos momentos tristes, para aprender de uno mismo o de ciertas cosas, y no volver a repetirlas, avisos que te da la vida, para que sin quererlo, te ocurran sucesos agradables, recuerdos inolvidables que te hacen sentirte bien, sin pararte ya a pensar en los malos, y así durante toda tu vida, un ciclo de recuerdos que harán que seas una persona increíble, claro está, si aprendes de esos recuerdos erróneos, porque sino estás perdido, o eso pienso yo, ¿no crees?

En resumen, aunque no sé cómo empequeñecer tantos recuerdos que han pasado en mi vida, pero esperemos que todos estos recuerdos erróneos y no tan erróneos que me han ocurrido durante mi estancia en este planeta, lleguen a darme grandes momentos con una persona, con mi familia y mis amigos, a recorrer todo este gran planeta en busca de grandes rescuerdos, para grabarlos en mi cabeza, sin que salgan nunca.

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