miércoles, 19 de septiembre de 2012

Demasiadas razones

Mi sesenta y cuatro
Hechos que han convertido el simple hecho de quererte al de amarte hasta a médula, sin explicación alguna, solo por una serie de razones. Empecemos. El primer enganche, la sonrisa de idiota que se le queda al decir yo alguna tontería. Medio miradas producidas por el sol, que hace que me guiñe sin querer uno de sus ojos. Sensación que produce su cuerpo con el mío después de abrazarla y saber que es solamente mía. Medio locuras producidas por ninguna razón, que podrían hacer que las siguiese hasta el fin del mundo. Sus ganas de viajar a lugares insospechados con tal de vivir experiencias inolvidables junto a ella. Canciones que ha hecho que sólo sea capaz de pensar en ella, sin detenerme ni siquiera a escuchar en sí la misma melodía. Mirada de felicidad que trasmite mientras nuestro Coldplay cantaba para nosotros. Despeinados que hacen que me enamore más de ella. Regalos increíbles. Madrugones producidos, únicamente, por las ganas de verla ella. Trasnochadas con tal de oír su voz una y otra vez. Garabatos hechos en mi descuido, que hacen que yo también saque mi sonrisa idiotesca. Mirada fulminante que no es capaz de aguantar más de 5 segundos, pero que no pararía de hacerlo. Quedar mirando una foto suya en el móvil y que me haga la misma pregunta una y otra vez: ¿cómo la puedo querer tanto? Fotografías por Madrid. Nuestro rincón favorito de nuestro castillo. Ámsterdam. Calor y seguridad cuando cae derrotada en mi pecho, relajada totalmente. 

Podría seguir diciendo cosas de ella, pero no hay fin, no existe el fin en el amar, ocho tumbado.


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