jueves, 18 de noviembre de 2010

Qué bien estoy, quién me lo diría.

Tengo una satisfacción en el cuerpo, no sé cómo describirla. Será porque el baloncesto me va bien, con sus pros y sus contras, pero me va bastante bien (sacando buen cuerpo, todo hay que decirlo); en las notas se está recuperando esos pinchazos que ha habido al principio de curso por esos cambios de aires; los amigos... ¡Qué decir de los amigos! Me he dado cuenta que hay ciertas personas que merece la pena estar con ellas, contarle tus movidas, y él a ti las suyas, te ayudan en casi todo, y además cada vez hago más amigos, lo que me doy cuenta que estoy perdiendo ese punto de timidez hacia las personas desconocidas (bueno a casi todas, eso no se quitará nunca, uno es como es); y para terminar, me estoy quitando esa espina que tengo desde que era pequeño, quizás porque era gordete, de qué piensa la gente de mí, de preocuparme por eso. La verdad, cada vez estoy mejor conmigo mismo.

En resúmen, y como dice Pereza en una canción de las suyas: `¡Qué bien estoy, quién me lo diría!´

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